jueves, 31 de diciembre de 2009



En el año 2009, a diferencia de lo que casi, casi todos pudieran creer, los negacionistas NO estuvimos inactivos, todo lo contrario; cada uno de nosotros (Pablo Estrada y Larry Mejía), desde distintos frentes, trabajamos por la poesía.
Desde Bogotá, se continuó con la difusión a través de eventos como Poetas en Música –con los autores Rafarel Serrano y Mauricio Conteras, acompañados de importantes músicos de la escena local del jazz y la música clásica–, Lectura Alternativa Urgente –con Nicolás Linares del colectivo Poetas en Nueva York–, o Poesía: Nuevas Voces –con los jóvenes autores Angie Puentes y Andrés Barbosa, entre otros–; estos eventos culminaron con Poesía Hoy: Voces poéticas de la actualidad, en el cual los negacionistas nos reencontramos (después de 8 meses) en una lectura al lado de autores nacionales y la poeta chilena Eli Neira.
Y de forma alterna, desde Caracas, se dio la conferencia De Sobremesa: Gotas Amargas sobre el poeta José Asunción Silva, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Venezuela. Paralelo a esto se hizo una labor en la editorial El Perro y la Rana del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, que consistía en la corrección e investigación, y además incluyó la radicación de una serie de títulos de autores colombianos, entre ellos: El mar arroja sus monedas de oro de José Luis González Sanjuán, más conocido como Fernando Denis y Tantacárcel de Francisco Amín Mosquera; y la propuesta de una selección de poesía colombiana actual hecha por los negacionistas.
Durante uno de nuestros encuentros en Bogotá, realizamos en el programa de radio Qué Tiene la Noche de LAUD 90.4 FM estéreo, dirigido por Andrés Vallejo, un emotivo homenaje a Raúl Gómez Jattin, en compañía del poeta Carlos Escobar.
De otro lado, durante el mes de octubre en una visita a Cúcuta, concurrimos, de manera presencial y virtual, a la tumba del escritor Jorge Gaitán Durán y a la Torre del Reloj, Casa Cultural de su camarada y coterráneo Eduardo Cote Lamus.
A continuación presentamos la primera selección de poemas de Jorge Gaitán Durán, hecha por uno de nosotros como resultado de las impresiones que la vida y obra del poeta le produjeron.

***

JORGE GAITÁN DURÁN


MARCHA FUNEBRE

Como un dios murió al tocar el polvo
sin que negado hubiera nada de lo humano,
falaz palabra, olvido, tumulto de la gloria.
Inmolar supo, vivir como todo un hombre
la afrenta, soberbia o asco de sí mismo,
el infierno en la larga noche guerrera
que es el ser, ocio de una destrucción invencible,
incendio de la sola presencia que hurtamos a la pena.
Mano violenta o apenas ojo contra el otro, astro
en toda carne, inventó el fasto, los reinos,
la consistencia de los mundos,
espesor de mil soles, tábano atroz
que en la nada mantiene despiertos a los mortales.
la luz le partió el pecho, respiró todo
el fuego del imperio, fue su obra única
en ese aire que se acababa de su vida
la inhospitalidad del cielo.


QUIERO

Quiero vivir los nombres
que el incendio del mundo ha dado
al cuerpo que los mortales se disputan:
Roca, joya del ser, memoria, fasto.
Quiero tocar las palabras
con que en vano intenté hurtarte
al duelo de cada día,
estela donde habitan los dioses,
hoy lisa, espacio para el gesto imposible
que en el mármol fije el alma que nos falta.
No quiero morir sin antes
haberte impuesto como una ciudad entre los hombres,
quiero que seas ante la muerte
el único poema que se escriba en esta tierra.


ESTA CIUDAD ES NUESTRA

Tenemos la tierra porque al cielo hemos negado
lo que solo el hombre merece en su violencia:
El amor levantado como roca en la injuria de toda
patria, para que dioses o criminales seamos un instante
cuando la voluptuosidad y el duelo nos habitan.
Tenemos el cuerpo, pues desde el cuarto miserable
donde nos abrazamos sin reposo erigimos una ciudad que es sólo nuestra,
carne cuya obra toca el mundo y que el deseo alza a las estrellas:
No pertenece a los ciegos seres que se despedazan o se ignoran,
soledades guerreras unidas por la codicia o el tumulto,
apegadas a cosas que no son suyas, sino del tiempo,
mientras nuestro fasto único es incendiar nubes que pasan
por entre los cerros, ponientes rojos como en otoño el bosque,
felicidades extrañas como un lucero en pleno día,
ojos con que descubrimos los mil soles que arden
al mirarnos, sangres que al correr juntas atraviesan
el infierno con música que no es de nadie: el alma.
Tenemos toda la vida por delante y también toda la muerte.


EL REGRESO

El regreso para morir en grande.
(Lo dijo con su aventura el rey de Ítaca).
Mas amo el sol de mi patria,
el venado rojo que corre por los cerros,
y las nobles voces de la tarde que fueron
mi familia.
mejor morir sin que nadie
lamente glorias matinales, lejos
del verano querido donde conocí dioses.
Todo para que mi imagen pasada
sea la última fábula de la casa.


VALLE DE CÚCUTA

Toco con mis labios el frutero del día.
Pongo con las manos un halcón en el cielo.
Con los ojos levanto un incendio en el cerro.
La querencia del sol me devuelve la vida.
La verdad es el valle. El azul es azul.
El árbol colorado es la tierra caliente.
Ninguna cosa tiene simulacro ni duda.
Aquí aprendí a vivir con el vuelo y el río.


DE REPENTE LA MÚSICA

La pura luz que pasa
por la calle desierta.
Nada humano
bajo el cielo abolido.
la blancura absoluta
de la ciudad confunde
la muerte y el sigilo.

De repente la música,
la sombra de los amantes en el agua.


CADA PALABRA

Cuando la muerte es inminente, la palabra –cada palabra– se llena de sentido. La sentimos nacer al fin grávida, indispensable. Esplende lo que por años había sido nuestra duda: su fasto, conquista del mundo. Nombramos la centella que nos mata: el mundo es una palabra. No hay tiempo entonces que perder y esta experiencia última, única, nos resarce de toda patria.


SOSPECHO UN SIGNO

el rumor de Odiseas e Ilíadas que era su destino cantar y dejar resonando cóncavamente en la memoria humana. Sabemos estas cosas, pero no las que sintió al descender a la última sombra.
Jorge Luis Borges
El hacedor

Ante el tribunal se dijo que la muerte no es un instante, sino un proceso.
Provino el testimonio de un hombre que pesaba las palabras: el médico de los guillotinados. Horas después de que la guillotina ha separado limpiamente la cabeza del tronco, hay vísceras que se estremecen y sienten: órganos que siguen viviendo. Sospecho que esos pedazos de carne tienen expresión. Sospecho un signo en el tumulto, una soberanía (rapto o ademán) en la materia cuando se asoma a la nada. He aquí al ser bajo un nuevo y lancinante foco de luz.


SI MAÑANA DESPIERTO

De súbito respira uno mejor y el aire de la primavera
llega al fondo. Mas sólo ha sido un plazo
que el sufrimiento concede para que digamos la palabra.
He ganado un día; he tenido el tiempo
en mi boca como un vino.

Suelo buscarme
en la ciudad que pasa como un barco de locos por la noche.
Sólo encuentro un rostro: hombre viejo y sin dientes
a quien la dinastía, el poder, la riqueza, el genio,
todo le han dado al cabo, salvo la muerte.

Es un enemigo más temible que Dios,
el sueño que puedo ser si mañana despierto
y sé que vivo.
Mas de súbito el alba
me cae entre las manos cono una naranja roja


SÉ QUE ESTOY VIVO EN ESTE BELLO DÍA…

Sé que estoy vivo en este bello día
acostado contigo. Es el verano.
Acaloradas frutas en tu mano
vierten su espeso olor a mediodía.

Antes de aquí tendernos no existía
este mundo radiante. ¡Nunca en vano
al deseo arrancamos el humano
amor que a las estrellas desafía!

Hacia el azul del mar corro desnudo.
Vuelvo a ti como al sol y en ti me anudo,
nazco en el esplendor de conocerte.

Siento el sudor ligero de la siesta.
Bebemos vino rojo. Esta es la fiesta
en que más recordamos a la muerte.


NO PUDO LA MUERTE VENCERME

No pudo la muerte vencerme.
Batallé y viví. El cuerpo
infatigable contra el alma,
al blanco vuelo del día.
En las ruinas de Troya escribí:
“Todo es muerte o amor”,
y desde entonces no tuve
descanso. Dije en Roma:
“No hay dioses, sólo tiempo”,
y desde entonces no tuve
redención. Callé en España
pues la voz de la ira desafiaba
al olvido con mis tuétanos,
mis humores, mi sangre; y
desde entonces no ha cesado
el incendio.

De reposo
le sirva tierra extranjera
al héroe. Cante fresca hierba
como abeja del polvo por sus
párpados. Yo no me rindo:
quiero vivir cada día en
guerra, como si fuera el último.

Mi corazón batalla contra el mar.


ESTROFA AL ALBA DEL 14 DE SEPTIEMBRE DE 1959

Soledades del cielo, las estrellas;
los hombres, soledades de la tierra;
nos separaban dioses, mas luchamos
hasta habitar un día entre los astros.


La Espera fue el último poema (conocido) escrito por don Jorge, antes de su muerte. Este soneto le llegó por correo a su amigo Pedro Gómez Valderrama el día 18 de junio de 1962, informando el pronto retorno del poeta a Colombia, quien en tanto anunciaba su viaje, acusaba el envío del poema con las siguientes premonitorias líneas: …Llegaré a esa el 22 del presente mes, en Air France. A lo mejor llego antes que esta carta. Te adjunto lo último que he escrito. ¿Augurio?


LA ESPERA

París 12 de junio de 1962

Esta atada pasión, este sigilo
del alma hacia sus términos oscuros,
este ajedrez de cuadros inseguros,
piden jugada, huída, muerte al hilo

Sin cabo de la espera, cuerpo en vilo
por torres, por los sempiternos muros
blancos, por los escalados conjuros,
por el límite mismo en que vacilo,

vértigo y posesión en lucha helada,
la ascensión sin reposo y la caída,
la sombra y el vacío y la mirada,

y siempre en madrugada detenida,
la voz y el corazón contra la nada
y la fugaz palabra de la vida.


la trágica fecha
EN PRESENCIA DEL HOMBRE

Larry trayendo, a través de la tecnología de las comunicaciones, a Pablo ante la tumba de Jorge Gaitán Durán


En casa de Eduardo Cote Lamus




Esto hace parte del esfuerzo de los negacionistas por reconocer la obra de nuestros poetas que tan olvidada, ignorada y negada resulta en este lugar y en este tiempo, quizá como la más fehaciente de las pruebas de la ausencia de voces contundentes que retomen y corroboren este legado.

domingo, 6 de diciembre de 2009


POESÍA HOY: Voces poéticas de la actualidad


CASA DE CITAS Café Arte Carrera 3 No. 13-35 La Candelaria, Bogotá
Jueves 10 de diciembre de 2009
6:30 p.m.
Entrada libre


Angie Lucía Puentes (Bogotá 1992). Ha realizado talleres de poesía, mitología y teatro en la Casa de Poesía Silva. En 2007 llevó a cabo recitales en The Poet’s Pasaje en San Juan (Puerto Rico) y en The First Cultural Marathon en Nueva York. En 2009 participó en el V Congreso de Literatura Infantil y Juvenil y en el XXV Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas en Roldanillo (Valle del Cauca). Ha publicado Luciérnagas de otro tiempo (Apidama, 2009).

Liliana Gastelbondo Bernal. Nació en Ibagué en 1978. Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Javeriana. Poeta e investigadora. Colaboradora de diversas revistas de literatura. Algunos de sus poemas han aparecido publicados en El Magazín Dominical del Espectador, Ulrika, Antología de poetas jóvenes Verso a Verso (Fundación Verso a Verso, 2005), Una visita de la poesía: Selección poética-nacidos después del cincuenta (Secretaria de Educación Distrital, 2008).

Rodolfo Ramírez Soto. Bogotá 1973. Inmigrante ilegal de los Estados Unidos del 2004 al 2006; periodo de tiempo en el que aprende y se especializa como ayudante de oficios varios entre los que destacan: construcción, mudanzas y proveedor de supermercados. Es autor del poemario Tintasangre (Casa Silva – Funcreta Ediciones 2003) y del blog Suicidiario ha colaborado con el Boletín Bibliográfico del Banco de la República y ha sido corresponsal en Colombia para la revista chilena Poetas del 5. Es creador de Los Impresentables.

Larry Mejía. Actor y escritor colombiano. Ganador del premio India Catalina del Festival Internacional de Cine y Televisión de Cartagena en 1991 y del premio T.V. y Novelas en 1992 y 1997. Es uno de los creadores del Negacionismo poético, con el cual fue invitado al IV Encuentro Internacional de Escritores en Tucumán, Argentina en 2009. Participó en el 7° Encuentro Internacional Poesía de Valencia, Venezuela en 2008. En este país vivió y trabajó como editor investigador de la editorial del Ministerio de Poder Popular para la Cultura El Perro Y La Rana en 2009.

Pablo Estrada. Nació en Bogotá. Cursó Estudios Literarios en la Universidad Nacional de Colombia. Ha sido finalista de concursos literarios. Textos suyos han aparecido en diferentes publicaciones nacionales. Ha realizado recitales, eventos literarios y conferencias en Bogotá y otras ciudades colombianas. Es uno de los creadores del Negacionismo poético. Participó en la coordinación editorial y corrección de estilo, y como autor, en el libro Cenizas en el andén: Cuentos de la ciudad. Es uno de los creadores de Superficies, propuesta que integra literatura, música, video y fotografía. Miembro fundador del grupo creativo Caterva.