lunes, 27 de abril de 2009



Hace un tiempo cayó en manos de los negacionistas (L y P) parte de la obra de un colectivo poético guatemalteco llamado Folio 114. Pese a ser pequeños libros de poesía la impresión que nos causaron fue enorme. Alentadora. Uno no espera encontrarse tanto en común con quienes tiene tan lejos/tan cerca. De manera que los grandes negadores (nosotros) con toda tranquilidad podríamos afirmar que teníamos entre manos un buen hallazgo, de esos que casi siempre nos llegan por casualidad y que no agradecemos con justicia –aunque procuramos enmendarnos. Por más que intentamos contactar a alguno de los integrantes, no fue posible: la paradoja de las telecomunicaciones.
Ofrecemos pues la tercera entrega de estas obras (transcritas en su integridad, en un intento de difundir el gusto
que estas letras y las sensaciones transmitidas y compartidas nos han procurado).


DE VEZ EN CUANDO HABLO CON ELLA (2006)

ALEJANDRA SOLÓRZANO

Alejandra Solorzano (1980). Invención maravillosa. “Ella no es la ola que golpea la roca, es de carne y hueso”. Retorno. Rosa María Castillo Villatoro. Mariquita. Dos bancos azules del Roca Negra. Parque Central. Piso 16. Tafi, gata pinta. Jardín de luicecitas. Tren de Managua. Santa. Blue. Maritza me enseñó a leer y a escribir. Algodón de azúcar. Perraje rojo. Muchos adioses. Flor de caña. Luna. Cardamomo. Verde Hamlet. Sirena de Chinautla. “¿Quieres devorarte mi corazón?” Salomé. Pichoncjto. Viento. Teatro. Virgen de la Soledad. Vela morada con cera de abeja y polvo de oro. Special K. el Centro. Los gatos. Mi cama, mis sueños y sus no invitados…

de vez en cuando hablo con ella

Alejandra Solórzano

Segismunda

Dentro de una jaula una mujer
en cuclillas se mece.

De vez en cuando
escoge una mueca
y la exhibe en su boca.

La jaula que la aguarda
no es un obstáculo,
sólo un socrático espejismo
de lo que en sueños se ríe.

***

Salió.
Su cabello temblaba. Locomoción de combate.
¿La razón…?
Se adelanta a la espera del silencio.
A observar sobre el borde un deseo genital sepultado.

—Ya vine… hoy gané un duelo.
(Camina al centro de su cuarto. Se regala a sí misma una reverencia. Trae aún la flor que llevaba entre las manos)
—Dije que hoy gané un duelo.
(Se aplaude. Revienta la flor entre la euforia y algo que no entiende)
—La verdad, como traspasar la puerta con una flor sin destinatario.

***

Es ficción que todo alguna vez cesa, pero alguien me olvida.

Sonido a papel roto.

—Ya nos tenemos que ir…
di algo, maldita ave muda
¡¿viento o caballito de carreras?!
—Un ancla, por favor…

(La Virgen de la Soledad
alza su banderita a cuadros)

***

(Ella, sentada en un parque de azulejos. La luna observa, después de largas horas, bosteza. Hace mutis por la derecha)

—Emprendió la retirada…
y dicen que no se vale llorara ni escribir en muros ajenos.

***

Se lanzó a cielo abierto.

Bailo con él… esquivo su boca.
Rieron, ella además con ternura.
Él calló.

Ella y sus taconcitos mostaza:
—El dolor… sin sol, sin algodón de azúcar
(qué tiene de asombroso
inconmovible lo mira) ¿Llorará?
Esgrime un leño, lo obliga a partir.

Reina del Parque y sus revelaciones.
Por cierto –repara–, ya no vienen los niños a nadar en la fuente.

***

Ninguna voz más sensual,
Más obscena que la trompeta de Armstrong.

La trompeta: —blue, blue, blue…

Sí, como las burbujas de mis sueños.

Lady pequeñita, canta:
—Through you found someone new I’ll always love you…

(Sobre ella caen pétalos, en cámara lenta y luz de cabaret. Los All-Star amarillos no combinan. En realidad nada, como siempre. Glamour… Sopla burbujas con arito, jabón y boquita en color rojo)
—¿A quién le canta?

–Telón–

***

K, no me gusta la incertidumbre,
los vagones no me alejan.
Luego no saber hacia dónde vuelan,
me refiero a la piel, a los pedazos.

K, la pregunta es ridícula,
¿verdad que no soy como una margarita?

Me miras y no respondes,
igual abordamos.

El viento es un carnicero
¿Sabes cuánto tiempo ha pasado?

Eres una llamita negra,
el viento te ha hecho arder.
Mira, mi pelo también es uh incendio.

Sigue llameando.

Te conozco K,
eres el mismo desde hace 25 años,
no te preocupes, aún conservo los ojos.
Cuando esto termine… nos deslizaremos y ya.

De cualquier manera,
la quietud no es menos violenta.

***

Descubrir que la vida también era un globo
que desaparece entre las nubes.
Julio Serrano

El tiempo es ágil, ella también.
La hice explotar mientras nos cantaba.

Pequeño numen rojo disuelto entre las
sábanas.
Árbol expulsado.

Sentimiento de espanto.
Sentimiento de espanto.
Sentimiento de espanto.

Sin saber decir adiós a un amor proscrito.

***

Llorar sin pudor al despertar,
mientras me hago el desayuno
y en el baño de un restaurante
de comida rápida.
En la camioneta
y antes del ensayo.
Comiendo algodón de azúcar
y frente al espejo.
Bajo la regadera
y antes de dormir.
Tratando de leer
y escuchando a Bersuit.
Después de las viditas
y al cerrar la puerta.
Y al abrirla…

(sin piedad extinguir el día)

***

Sin recato,
sin modestia
ni decoro.
Sin decencia,
sin respeto
ni prudencia.
Sin cordura,
sin discreción
ni mesura.

Llorar sin pudor.
Llorar sin pudor.
Llorar sin pudor.
Llorar sin pudor.

Llorar sin pudor.
Llorar sin pudor.

Llorar sin pudor.
Llorar sin pudor.
Llorar sin pudor.
Llorar sin pudor.

Sin contarlas

Llorar sin pudor.
Llorar sin pudor.

Pues Alicia navegó sobre sus lágrimas.

***

Levantarme,
exhalar plumas,
buscarme en el reflejo de la cucharas
y alargarme en los botones del ascensor.
Inventar nombres para lo muerto
y volverme invisible si tocan la puerta.
Preparar café con cardamomo
y jugar con las sombras de mis brazos.
Consolar al viento que me discute en la ventana
y después diluirme en el silencio.
Dibujarme en la pared para dejar una constancia
y por la noche ejecutarme,
hundirme en la cama.

En tanto, mi otra se posa en la orilla
y me prepara el mástil y las velas.

Despide con sutiliza a cada una de mis sombras.

***

En la Plaza del centro,
hay una estatua de sal.
El viento
–nada más que el viento– le hace justicia.

¿Acaso alguien más sabe de amor?

***

¿Recuerdas aquella caricatura del fantasma que fuma un habano, sopla rosquillas de humo y las remoja en su café…?

No importa.
Es de noche, ya dormiré.

(En vigilia)

Pero, si tan solo fuera posible soplar corazones…

***

En todo caso refiérase a Quevedo.

Oprobio, pues perdí la cuenta:

POLVOS SERÁN, MAS… –¿Cuántos
ENAMORADOS?

***

A foxy lady pretty face

Sueña burbujas azules y, a million
days with you.
Ella y J. Hendrix, donde quiera que esté,
saben
que los sueños, sueños son.

***

lunes, 6 de abril de 2009


Hace un tiempo cayó en manos de los negacionistas (L y P) parte de la obra de un colectivo poético guatemalteco llamado Folio 114. Pese a ser pequeños libros de poesía la impresión que nos causaron fue enorme. Alentadora. Uno no espera encontrarse tanto en común con quienes tiene tan lejos/tan cerca. De manera que los grandes negadores (nosotros) con toda tranquilidad podríamos afirmar que teníamos entre manos un buen hallazgo, de esos que casi siempre nos llegan por casualidad y que no agradecemos con justicia –aunque procuramos enmendarnos. Por más que intentamos contactar a alguno de los integrantes, no fue posible: la paradoja de las telecomunicaciones.
Ofrecemos la segunda entrega de estas obras (transcritas en su integridad, en un intento de difundir el gusto que estas letras y las sensaciones transmitidas y compartidas nos han procurado).

Homicidios

Luis Carlos Pineda

I

Apenas va calentando y dejando en paz su cliché de
movimiento masculino inadaptado…
se mueve y a trabas calienta y va soltando,
como el jazz o el calipso comienza a calentarse y
habla
y produce música, horror o distintos tipos de
gemidos…
a mano, poco a poco hila textos,
a mano poco a poco en la cama, en la caricia,
a mano en la noche solitaria
a mano va quedando con la vida y cada letra suya es
una bala disparada a mano…
mano
hermana mía
vos
sos la única derecha que me gusta…


II

Existen surco
y azadón
mazorca
nixtamal
mar
cevichería.
Existen partir y parto.
Pero también control remoto
y sangre y democracia.


III

Enfermedad de hambre,
impotencia, encierro e ira.
Gozamos del dolor del otro celebrando
celebrando la devaluación de la propia vida
celebrando, elogiando, la colectiva complicidad
del homicidio diario.
Se mata un cristo y se ahorca
un judas cada viernes.
Todos queremos ver al muerto,
grabar su sangre tibia en la memoria,
hablar de él.
Tener un muerto
para validar la vida.


IV

Bolero profético y epistolar (Bolero Ruso)
amor
ha llegado el día
en que la vida
no alcanza
y que la historia
que no pudo ser…
y que el mundo
se acaba…
amor
yo soy fiel testigo
de que se hieren
las almas
ven a mis brazos
te quiero tener
porque este mundo
estalla…
porque este mundo
estalla…


V

Es perverso el silencio
del mundo
cuando se inclina
para apagar a una mujer.

Es perverso el atardecer
cuando muerde la campana
que llevo en el estómago.

Es perverso… lo es.


VI

ALGO, me ataca y me muerde la cervical.
El hombre camina a la par mía.
Creo que me conoce,
que me ha visto muchas veces,
que me ha anotado en sus listas,
que me embosca descaradamente
que quiere mi dinero
que es mi fin!
El hombre cree
que me debe algo, que lo marqué,
que busco la venganza,
que hay muchos como yo
muy muy cerca
que ha llegado hasta aquí!!!

A él también lo mordió ALGO.
Seguramente también a la señora que camina,
que se atraviesa la baqueta
creyendo que la vemos,
que la examinamos,
que la violaremos
le robaremos
y que la mataremos
como a tantas!!!
ALGO,
tiene nombre,
pero no lo queremos mencionar.
Sabemos que está aquí,
puede abrazarnos, mordernos, aislarnos.


VII

Nada como una voz al otro lado
de todo lo tangible, como un cuerpo
conocido, sin precio, resguardado.
–Hay que hacer el amor,
con la misma intensidad con que
la creación imaginó los lirios–
Nada como una cama
y un domingo frío y pegajosos,
como una cabellera negra y enredada.
–Hay que hacer el amor, hasta que
se termine la tinta y se esfume el cuerpo–
Nada como esa luz momentánea,
nada como
nada.


VIII

Bufa, brama y va volando,
domar, ensillar, poner el freno,
pero brama y vuela y va bufando
y la brida y el jinete y la vida, el espolete,
relincha, se le inyectan los ojos y patea
pero un lazo aprieta la tripa, el estómago y que jala
y que patea con los ojos y con el hocico y la marea
brama, bufa y va luchando,
pateando que pateando y sin patear
y vienen más
al hígado, al corazón, a la cola machucada
muchas colas, muchos lazos, muchas horas, muchos
brazos,
pero relincha que relincha y chinga que chinga y va
chingando
pero que tira que tira y otro lazo va jalando
y jalando que jalando y fumando que fumando brama
y bufa y bufa y bruma
alazán calladito forcejea
y la vida va lanzando y jineteando,
alazán se va cansando se va remando y arrimando
se va cantando se va casando lo van cazando
y jineteando jinetera la vida lo va llevando
a trotecito de andaluz de luz que anda y anda que te
anda en los ojos va bramando
y bufa y relincha y va marchando…
y la vida se arrebuja y se duerme cabalgando…
y alazán sigue esperando a que se caiga
o si la suerte no lo lincha y complaciente le relincha,
calladita calladita

el pretal le va soltando…


IX

El de Juan por narco.
El de Douglas por bueno.
El de Carlos por malo.
El de Sebastián por indio.
El de Taz por 18.
El del Cebollón por trucha.
El de Guayo por un celular.
El de Paola lo cometió su marido.
El de su marido fue por transa.
El de Bartolomé por policía.
El de maría por ser judicial.
El del judicial por un guerrillero.
El del guerrillero por un kaibil
o por otro guerrillero.

El de marta por violarla.
El de Kevin porque
no se pagó rescate.
El de Judas por pegamento y hambre.
El Flaco lo cometió el mismo.
Igual que Carlitos.
Lo ven, tenemos un gran inventario de homicidas.
Pero invitaron a más.
Les han abierto la puerta.
Les han dicho «bienvenidos»
para que pongan fuertes en las aguas
y ensucien los cielos de mi país.


Septiembre, 2004
Ediciones Bizarras

©José Corredor-Mateos