sábado, 26 de enero de 2008

En un artículo publicado el domingo 18 de febrero de 2007 a través de EL TIEMPO, titulado Poesía en Colombia: Un mal negocio, Cristian Valencia lamenta que no haya una editorial que tenga una colección de poesía, arguyendo que las que llama “ideas neoliberales” se tomaron ya todas las instancias de la cultura, dándole al objeto artístico el carácter de producto mercantil (lo cual es completamente cierto y definitivamente representa un problema, claro, el problema no es que la poesía tenga que ser productiva, sino cómo hacerla competitiva en el mercado frente a productos de la industria del espectáculo o el entretenimiento, por ejemplo) y en ello la poesía obtiene la peor parte, pues publicarla no es buen negocio. Menciona la finalización de la colección de poesía que tenía Editorial Norma y dice que las grandes editoriales españolas con sede en Colombia no publican poesía y ésta circula en modestas publicaciones, autofinanciadas, hechas con las uñas… limpias: de forma pulida y cuidando los detalles. Dice que publicar poesía es labor de locos, se trabaja a pérdida. Habla del riesgo que corre la colección de la Universidad Nacional de ser cerrada por el fisco ante su amenaza de descalabro financiero al no publicar a Benedetti. Salva del naufragio únicamente a la Colección Viernes de Poesía y a la revista Arquitrave, que califica de “afrenta al capitalismo salvaje”. Es cierto que la revista de Harold Alvarado Tenorio se hace en su confortable apartamento, nos consta; que esté llena de “perdedores profesionales de tiempo y de dinero: poetas”, no nos resulta tan definitivo, pues hasta ahora, luego de meses de haber llegado hasta allí en busca de un espacio no habido un rinconcito para el negacionismo, conformado por quizá los mayores perdedores de tiempo y dinero que tiene el país… ¿será porque no somos profesionales?
Conozco personalmente a Cristian y presumo que su intención no era desconocer ciertos hechos, al contrario, quería resaltar un intento que pudiera mantenerse y multiplicarse; sin embargo, a lo mejor sin querer queriendo, pasa por alto la labor de revistas dedicadas a la poesía como Golpe de dados –que ha llegado a su número 200–, Prometeo de Medellín, que se realiza a la par con el festival de poesía de allá como Ulrika de Bogotá, con el de aquí. Y si bien éstas no son del todo representativas, habría que argumentar lo mismo que Cristian con respecto a Arquitrave: al menos, se hacen. Por cierto, ¿esa errata en el nombre arquitrabe será intencional, tendrá algún significado? No sabemos porque apenas tenemos un número que nos obsequió Harold. En fin.
Respecto a las editoriales nacionales sin una colección de poesía, cabría preguntase qué se supone entonces que son la colección Acanto del Fondo Editorial de la Universidad EAFIT (que cuenta con libros de poesía de autores como Evelio José Rosero y Jaime Jaramillo Escobar); o la colección de poesía de la Editorial de la Universidad de Antioquia (con títulos como Modelo 50: Panorama De Poetas Colombianos Nacidos En La Década De 1950 compilado por Fernando Herrera Gómez; Poemas Chinos De Amor con versión, prólogo y notas del mismísimo Harold Alvarado Tenorio; Poesía Completa de José Manuel Arango; Vana Stanza: Diván Selecto 1962-1984, obra recuperada del legendario nadaísta Amílcar Osorio; A Vista Del Tiempo: Antología Poética 1961-2004 de Armando Romero; Dicen De Ti de Santiago Mutis; o El Transeúnte: 1947-2003 de Rogelio Echavarría); o la colección Un Libro Por Centavos que edita la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Externado de Colombia (con pequeñas antologías de María Mercedes Carranza, José Asunción Silva, Eduardo Cote Lamus, Héctor Rojas Herazo, Jorge Isaacs, León de Greiff y Luis Vidales y entre otros títulos: Los Poemas De La Ofensa de Jaime Jaramillo Escobar, Baladas de Mario Rivero, Ciudadano De La Noche de Juan Manuel Roca, El Presente Recordado de Álvaro Rodríguez Torres, Morada Al Sur de Aurelio Arturo, Postal De Viaje de Luz Mary Giraldo, Puerto Calcinado de Andrea Cote, Nadie En Casa de Piedad Bonnet, El Álbum De Los Adioses de Federico Diaz-Granados o Luz En Lo Alto de Juan Felipe Robledo); o la colección de poesía de la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia, que no debe confundirse con la colección Viernes de Poesía –que también se ha negado a publicarnos bajo la excusa de editar solo autores ya publicados, no inéditos como los negacionistas… ¿y cómo diablos quieren que no lo seamos cuando no aceptan publicarnos? Dicha colección fue lanzada durante la XVII Feria Internacional del Libro de Bogotá en 2004 (por tanto Cristian debía haberla conocido) y cuenta con Libro Recobrado, Libro Inédito y Obra Reunida como ítems en los que se encuentran El Vuelo Inmóvil de Jorge Cadavid, Oración Del Impuro de Rómulo Bustos Aguirre, Suenan Timbres de Luis Vidales, Sanguinas de Fernando Herrera, Lecciones De Fagot de Fernando Linero, Las Hipótesis De Nadie de Juan Manuel Roca, Agresión De Las Formas Contra El Ángel de Héctor Rojas Herazo, Los Trabajos Perdidos de Álvaro Mutis, Seis Libros Y Uno Menos de Álvaro Rodríguez Torres, La Poesía Es Un Viaje de Robinson Quintero, Estuario de Carlos Obregón, Este Lugar De La Noche de José Manuel Arango y más… La Editorial de la Universidad Nacional de Colombia igualmente publicó la Obra Poética de León de Greiff en 3 tomos, cuya presentación resulta acorde al lenguaje gráfico actual, algo que uno hecha de menos en muchos de esos modestos esfuerzos editoriales independientes. Digno de mencionar también el caso del cuidado y la belleza en la Colección Los Conjurados de Común Presencia Editores, que en su parte dedicada a la poesía cuenta con libros como La Palabra Liberada de su director Gonzalo Márquez, Antología Esencial de Amparo Osorio, De La Incesante Partida de Mauricio Contreras, El Derviche Y Otros Poemas de Jorge Cadavid o Inti Manic y Las Excusas Del Desterrado de los jóvenes poetas Juan Sebastián Gaviria y Robert Max Steenkist respectivamente. Si hasta Planeta publicó libros de poesía de Efraim Medina, Juan Felipe Robledo, Luis Fernando Afanador y Ricardo Silva Romero.
En cuanto a las grandes editoriales españolas que no publican poesía colombiana, cabe anotar que la industria del libro en el mercado hispanoamericano, no es exclusividad de España, y aun así, en la Colección Visor de Poesía, una de las más prestigiosas a nivel internacional, hay una Antología –que más que controvertida, es simple y llanamente incompleta– titulada Poesía Del Siglo XX En Colombia (la cual pudo conocer Cristian siendo de 2006) hecha por el poeta y ensayista nacional Ramón Cote Baraibar, quien también tiene un libro suyo en dicha colección, igualmente la editorial valenciana Pre-Textos publicó en 2000 Poemas Principales de Jaime Jaramillo Escobar. Y en 2007 salió Metamorfosis del Jardín: Poesía Reunida (1968-2006) de Giovanni Quessep a través de Editorial Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores de Barcelona… Por su parte en el Fondo de Cultura Económica de México se hallan: Afuera Pasa El Siglo de Santiago Mutis Durán, Summa De Maqroll El Gaviero: Poesía Reunida de Álvaro Mutis, Libro Del Encantado: Antología de Giovanni Quessep, Libros De Poemas de Darío Jaramillo Agudelo, Poesía Reunida de Fernando Charry Lara, Todos Los Poetas Son Santos de Juan Gustavo Cobo Borda, Amanecer En El Valle Del Sinú: Antología Poética de Raúl Gómez Jattin, Cantar De Lejanía: Antología Personal de Juan Manuel Roca, Poesía Completa de Porfirio Barba Jacob y alguno otro. El País Del Viento de William Ospina fue reeditado en 1999 por la Editorial Trilce de México. Y Obra Poética Completa de Aurelio Arturo salió en la Colección Archivos de Ediciones UNESCO / ALLCA Siglo XX.
Casi un año después, en su artículo del jueves 24 de enero de 2008, titulado La poesía sobrevive y publicado a través de EL TIEMPO, Alfonso Carvajal, luego de abrir su texto con un epígrafe de William Blake: Si cumplimos el deber, ningún daño temeremos, cita las palabras de Rogelio Echavarría: “en Colombia la gente sí lee poesía” y aduce que las editoriales no la publican, aunque admite que “las universidades han jugado un papel esencial para que la poesía no desaparezca como memoria de un país culturalmente pobre”. Lo cual ha quedado expuesto mediante sus colecciones de poesía o realizaciones como Poesía Y Prosa de Meira Del Mar por parte de Ediciones Uninorte en 2003, como lo demuestro y no simplemente lo digo al vuelo. Vuelve a cacarear sobre la mezquindad comercial de las grandes editoriales para con la poesía, justo él que fue editor de una que se negó siquiera a leer mi libro de cuentos cuando allí publican a Virginia Vallejo. Menciona revistas como Arquitrave, Común Presencia, Luna Nueva, Puesto de Combate, Exilio, Ulrika y la de la Universidad de Antioquia, las mismas de siempre, y su ingente esfuerzo que resulta inocuo clamor en el “desierto de la patria muda” (¡vaya mala cosa semejante epíteto!). Menciona, eso sí, el surgimiento de la colección de poesía Zenócrate que publica Uniediciones y dirige Fernando Denis, “díscolo y desarraigado poeta” (y dale con los epítetos injuriosos o al menos desafortunados). Y también deja sin mención labores como las de Editorial La Serpiente Emplumada de Carmen Cecilia Suárez que, entre otras cosas, publicó El Vino Rojo De Las Sílabas que reúne la obra poética de Fernando Denis. Y si de mencionar esfuerzos independientes se trata, ¿qué hay de Edgar Melo y sus Ediciones Catapulta? Es una labor destacable, pese a que sus libros no tengan toda la parafernalia artesanal de los de Taller Arte Dos Gráfico donde el infame –lo digo porque no tiene fama– Belisario Betancur manda hacer sus creaciones poéticas, pues el ex-presidente además de haber sido responsable de entregar el poder a las fuerzas armadas para que perpetraran la masacre del Palacio de Justicia y hacerse el de la vista gorda con otras matanzas y desapariciones forzosas cometidas durante su administración, escribe versos, para saber más al respecto habría que consultar a Harold Alvarado, quien ha hecho una detallada increpación. A propósito, este autor recientemente acaba de publicar Ultrajes, producción que contiene 40 años de obra y que puede obtenerse de forma gratuita (¿una nueva “afrenta al capitalismo salvaje”?) para leer e imprimir en:
Y si como dice Cristian esos esfuerzos son una invitación a que otros se atrevan a llenar el vacío y quedando demostrado que las editoriales sí se atreven, pues nosotros los negacionistas estamos totalmente dispuestos a aceptar ese desafío, lo único que resta es que también nos publiquen, pues en Colombia sí leen poesía, excepto los que escriben sobre si se publica o no.
Pablo Estrada

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qwedserf

Anónimo dijo...

El autor de unos breves versos que aparecen en su oportuna página negacionista se siente conmovido al verse referenciado, allí en su lugar:la marginalidad.

Les agradezco sus amables palabras y un abrazo para Pablo y Larry.
Nota: Remito fotos junto a la tumba de Silva para acompañarlos en ese cruce de palabras con tal vez el único poeta de este país de poetas.

un abrazo

www.carlosluistorres.net