negacionismo

lunes, 12 de abril de 2010

Cría cuervos y espanta pájaros

dos de los poetas inéditos más leídos del momento
dos de los poetas desconocidos más comentados del medio

Pablo Estrada & Larry Mejía

Con la participación de:
Lina Díaz en el cello
e invitados especiales

miércoles 5 de mayo

6:30 p.m.

Biblioteca Los Fundadores
Gimnasio Moderno
[Carrera 9 No. 74 –99]
Bogotá, Colombia

1 comentario:

RABIARTE dijo...: Nos vemos alla parceritos..; 29 de abril de 2010, 9:12

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POETA SONO

Poeta sono, se é ció esser poeta.
Lontano, celato, sibillino. Dura
Scheggia di corindon, tetro barlume,
Goccia abismal di musica segreta.
Amor che dalla freccia fu colpito.
Dolor in resta, lancia di amarezza.
Pensieroso lo spirito, in clausura.
Banderuola il cuor, quieto ed immoto.
Poeta sono, se è ciò esser poeta.
Angoscia lancinante, timor sordo.
Velata melodia in contrappunto.
Dientro intatto sugel tacito arcano
Il sogno in fuga. Stanco ed accigliato
Nel mio vascel fantasma unico a bordo.

Traduzione da Vincenzo Josia

León de Greiff

Texto tomado de Antología Multilingue, Colcultura en 1995.

PREGÓN DE LOS RAPONEROS DE LA POESÍA

Venid a ver
este cartel.
Se pinta en él,
se cuenta en él
–y lo comenta el brujo–
la peripecia
del raponero
de la poesía.
(pongámoslo en plural,
pues son plurales
los raterillos
de la poesía.)
Mirad aquí:
cluecas histéricas,
menopáusicas,
incapaces
de poner un huevo
que obra no fuese
de un pato loco
y extranjero.
Mirad este otro cuadro:
son injertos de lianas
abrazadas
a troncos poetas indefensos;
escamas de la piel abandonada
por el pitón desdeñosa
y ahíta.
Y en el otro cuadro
el cartel muestra:
ecos equívocos
de voces varoniles;
espejos empañados
de los rostros más bellos;
cacofonías
que agravian
la palabra.
Y este dibujo os dice:
conchas vacías
de suculentos frutos;
muertas olas
tras le gran marejada
de la gran poesía;
algas podridas
sobre la playa literaria.
Y el pregón finalmente pregona:
tartamudos de la angustia
verdadera;
simuladores de la pasión
sincera;
falsificadores de la palabra
veladora;
meros abortos de la vanidad.
Venid
todos vosotros:
los inocentes
los incautos
los hambreados de poesía.
Venid
a ver
este cartel:
se pinta en él,
se cuenta en él
–y lo comenta el brujo–
cómo los raponeros
consumaron su crimen
sobre la virgen poesía.

Jorge Zalamea

*Tomado de Cantos, Instituto Colombiano de Cultura, 1975.

VISITA AL NOTARIO

Partos y folios hacen de la triste vida de los ministerios o de los juzgados,
un eterno retorno de fantasmas, un viejo corredor viciado
por humo de cigarros viejos y negros gabanes de amargados leguleyos:
Sólo una imagen de patrias que se van como la infancia.
Sellos que destiñe el tiempo y un ámbar grasoso de rosas de ultratumba
crecen como hongos magros de soslayo
viendo como se nos escapa el mundo de las manos
como cuando tomas de la cintura a una muchacha
y la haces caminar a tus antojos.
O simples algodones que en los parques
se deslíen con el viento o en la lengua de los tulipanes
y saben al sabor de otras memorias.
Negro es el alféizar del juzgado
como negros los buitres de horas que picotean tu trino,
tu último aliento en las vidrieras.
Es bello amanecer y cada día un poco menos vivo
pero más vital que la pista que perdieron
entre folios y mamotretos odiosos.
Aquellos que ya no quieren verte,
entre fechas de guerra y aniversarios de héroes
que ya no están,
estoy yo, a salvo, atrás de tu sonrisa.

De LOS OFICIOS Y EL ESPÍRITU

UNA QUEJA

Cuando matan a un congresista en mi país
la bandera se iza a media asta
y tocan tamborelos
su cununo, su tambó.
Cuando matan a un candidato a presidente en mi país,
se le pintan gotas de sangre a la bandera
y tocan tamborelos
su cununo, su tambó.
Cuando matan a un empresario,
el noticiero se adelanta en su emisión
y si era del grupo una franja negra
se acomoda en la esquina del Sony Trinitrón
y tocan tamborelos
su cununo, su tambó.
Pero cuando muere el negro
que toca el cununo y el tambó,
sólo es su cununo y el tambó quienes lo lloran.

De SÓLO TRES CARTAS Y UNA QUEJA

DE CÓMO ENTRAR EN POESÍA

Yo llegué a la poesía por azar o por designio
–no lo sé– pero fue como cruzar umbral de niebla
y beso de mujer al mismo tiempo.
Tal vez como entrar en terrenos de patíbulo y oprobio
A juzgar por los regentes y señores que allí estaban sentados desde antes
ostentando feudos y cartas de propiedad de las palabras.
O igual como caer de una tapia purpúrea o de un caballo azul
como en un poema de Trakl.
Cuando había venido desde lejos en Temuco
donde todo estaba alumbrado por un “cuerpo de mujer, blancas colinas”.
De cualquier modo, yo también alimenté a las ratas
en el patio crepuscular
o les di de beber en la taberna
con las pocas monedas arrancadas de mi sueldo de maestro.
Así las cosas había que oxigenar la vieja usanza
y aunque era como Atila y daba entonces estentóreos gritos de batalla
en el campo de la Invasión local del rock pesado,
estábamos hablando juntos los mismos versos
de piedra y cielo o de la generación de los poetas
de la dimensión desconocida
desde la cual todos gritan en silencio y niegan
esos dulces errores de la adolescencia.
Otro más se regodeaba diciendo que veníamos
de una tradición de la pobreza
y a quemarropa pistoleros contratados disparaban
contra los incipientes nombres de mi generación.
¡Ah, mi generación! Una grupa de niñatos ensayando
a ser el poeta reconocido a quien todos deben saludar
con genuflexas muecas, como era la tradición.
Pero otra cosa esencial
era el centro verdadero del oficio,
un goteo continuo en una casa deshabitada,
una insistencia a contramar,
un garrapateo en silencio, en secreto,
mientras todos duermen.
Y al final,
un asomo de poema.
“Un lugar en ninguna parte” como decía Retamar,
un puente colgante entre las dos nadas en acecho,
un jardín de oscura metalurgia,
una cabra dando coses mientras cae un árbol en silencio...
Algo así
lo esencial en poesía.
Cuando lo pienso mejor,
yo siempre había estado allí.

De DESPOEMAS PARA CONTRALOR

FÁCIL SER VAMPIRO

Es fácil vencer los días
cuando se es vampiro,
correr los velos
y las moronas yacentes
–bendecidas por la santidad
de un fuego mortal, inalcanzable–
o cuando el tembloroso frenesí
de los cuerpos que tumbados por el sueño
favorecen al miedo y a la pesadilla.
Se hace fácil ser vampiro
cuando el deseo
adormece las plateadas encías
y algún astro
serpentea en las líneas del cuadrante.
No brilla más el sol.
Escasea la luz
o es la luz apenas una escarcha
de silencioso centípedo
que vacilante arrastra
a las tímidas presencias de la noche.
Es fácil escurrirse en los abrigos,
perpetrar en aposentos de cobriza pulcritud;
permanecer alelado en un reflejo sanguíneo
o dando palos de ciego
en las prendas sudorosas de la víctima.
Se hace fácil ser vampiro.
Merecer el tedio,
abrazar la estirpe
de los que van y vienen
entre la estepa lunar
y una calle solitaria.
Lo que no resulta fácil
es cuidarse del espejo y el reflejo
porque en ellos hacen señas
la crueldad, la soledad,
la vida que no acaba.

De UN LIBRO DE VAMPIROS

De FÁBRICA DE AGUJAS (PARALELO)

AMANTES II
Somos
la brizna que el viento deslíe
en el salitre del espejo,
el cultivo de las cosas
que crecen en esto
que parece perpetuarse
pero es efímero
como el viento
que mece los trigales.

AUSENCIA DE POEMA
Siento el tableteo de los trenes
donde viajan ángeles tribuladores
que aspiran la nieve de los días
o los dientes triturados de ausencia.
(Y una campana que golpea
con badajo de esperanza y redención.)
Desparecen los espejos
o el reflejo de la luna.
No habrá nunca una sombra,
una esencia,
una materia prima,
un tabaco misterioso
que te enseñe a vivir,
que te enseñe a renacer y diga:
¡Estás vivo, hay que aprender a sufrir!
Bebes las sombras
que refulgen en la noche
pero sabes que jamás habrá un momento
o un pase de esgrima
para que salte la ocasión.
Estás muy dentro
y tu jardín fantasea en las ausencias.
No habrá poema
y a lo lejos la jauría
mordisquea
la vieja capa de la muerte.

*Textos manuscritos sobre un libro publicado, al encontrar que los originales habían desaparecido de un original impreso.

***
casi todos esos días
iniciaban a las cuatro treinta de la mañana
cuando mi padre encendía el auto
de nuevo hacia la autopista
y literalmente
mi vida no hacía más que consumirse
entre combustible, kilómetros,
café, aspirinas,
asfalto de tercera
y música horrible
y cada vez que el auto derrapaba
sobre una curva pronunciada
le preguntaba a mi padre:
«¿oye viejo, cuándo compraremos
neumáticos nuevos?»
él decía:
«después hijo, creo que estos neumáticos resisten
un poco más de trajín»
así que yo guardaba silencio
y no pensaba mucho en ello
ni en los mil kilómetros
que deberíamos recorrer
aquella jornada
y una vez que el mediodía se esfumaba
y pasábamos de largo
por estaciones y restaurantes
le preguntaba a mi padre:
«¿oye viejo, a qué hora crees
que podremos detenernos
a tomar nuestro almuerzo?»
él respondía:
«después hijo, creo que
tu estómago y el mío
pueden resistir un poco más»
y yo giraba la cabeza hacia el cielo
y el cielo se convertía
en tormenta potencial
y cuando restaban
unos trescientos kilómetros
para culminar el día de trabajo
yo debía conducir el auto
llevándolo muy de prisa
salvo que, en el momento
de frenar, a causa de un bache,
un caballo atravesado sobre la vía
o cualquier idiota imprudente,
me percataba que, efectivamente
el auto no tenía mucho de frenada
por lo que le preguntaba a mi padre:
«¿oye viejo, cuándo compraremos
unas nuevas pastillas de freno para
el auto?»
a lo que él respondía:
«después hijo, creo que estas
pastillas resistirán hasta llegar
a casa»
entonces yo continuaba
intentando detener el auto
hasta percibir un olor a humo
y esperarme siempre lo peor
y lo peor sucedía.
descendía del auto
a apagar los discos
de las ruedas
rojos, casi a punto
de incendiarse,
con un extintor averiado
a las once de la noche
sin haber tomado mi almuerzo
sin neumáticos
sin frenos
sin fuerzas
y sin destino
mi padre anulaba los frenos delanteros
y emprendía nuevamente la marcha
absolutamente convencido de su
pericia
y yo me sujetaba fuertemente
del descansabrazos de la puerta
apretando el culo con todas mis fuerzas
rogando por la suerte de mi pobre
y ciertamente feo culo
hasta que se propiciaba un momento
en el que sencillamente no podía soportarlo
y le preguntaba a mi padre:
«¿oye viejo, cuánto crees que
el freno de emergencia soporte
el peso del auto cuesta abajo
sin averiarse?»
y él respondía:
«mucho tiempo hijo, creo que
el freno de emergencia puede
soportar bastante tiempo»
hasta que finalmente llegaba a casa
a la una treinta de la madrugada
sin espalda
sin cuello
sin paciencia,
encendía la radio y un par
de cigarros,
me tiraba a la cama
y un amigo ebrio que
solía telefonear a esa hora,
me llamaba y decía:
«¿oye viejo, cuándo nos encontráremos
a beber unas copas y... ya sabes,
a fascinarnos con unos cuantos coños?»
y yo le respondía:
«después hijo, creo
que con esta existencia de mierda
puedo soportar
un poco más
de desazón
e incertidumbre».

JOHN BOTHIA
Medellín

HE AQUÍ EL AMOR
He aquí el amor.
Repito:He aquí el amor.
Pero mejor hablemos de esta puerta.
Una puerta es una puerta
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche.
Y aunque nadie responda
y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
el aire es el aire de todos los días
las plantas son verdes como siempre
y el mismo cielo esférico me envuelve
lunes, martes, miércoles, jueves viernes, sábado y domingo.
¿Pero qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
En cambio, esa puerta es indudable;
por ella entro y salgo y noche
hacia los verdes campos que me esperan,
hacia el mismo cielo esférico y perenne.
¿Pero qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
Mejor sigo hablando de esta puerta.

Jorge Eduardo Eielson
(Lima, 13 de abril de 1924 - Milán, 8 de marzo de 2006)

*El poema He aquí el amor apareció por primera vez en Textos literarios (Luis Jaime Cisneros, Lima, Pontificia Universidad Católica, 1957)

LEO

MALDITA SEA
Malditas (sean) las perras
no puedo pagar
Malditos (sean) los casanovas
no me dejan a nadie
Malditos (sean) los sabihondos
me relegan a un charco d ignorancia
Malditos (sean) los fundamentalistas
me imponen placebos mentales
Malditos (sean) los poderosos, los avaros y los ladrones
no les importa ni mi miseria ni mi existencia
Malditos los plastiqueros con sus filtros estéticos
no reconocen mi belleza interior
Malditos (sean) los destripadores
la reconocerían demasiado
Maldito (sea) yo por buscar amor en cuerpos d fuego y cerebros d plastilina
Maldito (sea) yo por buscar el fuego y la plastilina en bellos corazones
Soy un falso poeta
condenado a morir lastimero e imbécil
¡Maldita sea!

Lamento dirigido a la nada

(Abril 20 d 2006. Versión d mayo 10 d 2007)

MUÑECA ROTA
Sé q es muy cursi
pero si me crees
Créeme q me agrada la idea…
T veo en los muros
Tú eres un ladrillo
otro ladrillo, otro,
otro, otro y otro más
otro ladrillo soy
T veo en las octogenarias
por sus miradas
llenas d cansancio
T veo en las niñas pequeñas (d mi barrio)
por sus miradas
llenas d libidinosidad o miedo
Sueño mucho q cogemos
d las manos
Mis piedras no llegan lejos
mi plata se acaba en este cyber
Créeme q me agrada la idea…

(Junio 4 d 2006. Versión d julio 31 d 2007)

Tarantino d la Pinta

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QUÉ NO ES EL NEGACIONISMO
El negacionismo NO es un nuevo movimiento literario.
El negacionismo NO es una corriente estética o un estilo artístico.
El negacionismo NO tiene orientación ideológica alguna.
El negacionismo NO tiene principios o finalidad.
El negacionismo NO tiene sentido.
El negacionismo NO existe.
El negacionismo NO puede ser tomado en serio.
El negacionismo NO debe ser tomado en broma.
El negacionismo NO tiene antecedentes, al menos en poesía.
El negacionismo NO es autónomo o independiente.
Si alguien se siente identificado con el negacionismo, NO puede considerarse un negacionista.
O bien:
Si alguien NO se siente identificado con el negacionismo, tampoco puede considerarse un negacionista.
El negacionismo NO pretende causar polémica diciendo NO a todo.
O bien:
El negacionismo NO pretende causar polémica diciendo NO a nada.
Esa respuesta negativa NO es una salida fácil.
NO hay posible respuesta diferente a NO.

negacionismo

lunes, 12 de abril de 2010

1 comentario:

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